jueves, 20 de mayo de 2010

Sesentava tercera reflexión.


“Señor tu me examinas y me conoces, sabes cuando me siento o me levanto, desde lejos comprendes mis pensamientos. Tú adviertes si camino o si descanso, todas mis sendas te son conocidas. No está aún la palabra en mi lengua, y tú, Señor, ya la conoces. Por todas partes me rodeas, y tus manos me protegen. Es un conocimiento misterioso que me supera, Una altura que no puedo alcanzar. ¿A donde podré ir lejos de tu espíritu, a dónde escaparé de tu presencia?”. (Sal.138,1-7).
TAS

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