lunes, 25 de enero de 2010

Cincuentava reflexión.


“El Señor es mi luz y mi salvación, ¿A quién temeré?
El Señor es mi fortaleza, ¿Quién me hará temblar?
Cuando los malvados se lanzan contra mí para devorarme,
son ellos, mis adversarios y enemigos, los que tropiezan y caen.
Aunque un ejército acampará contra mí, no temo;
aunque me hicieran la guerra me sentiría seguro.
Una cosa pido al Señor; esto es lo único que busco:
Vivir en la casa del Señor todos los días de mi vida,
Disfrutar de la dulzura del Señor frecuentando su templo. (Sal. 27, 1-4).
TAS

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