martes, 17 de noviembre de 2009

Cuadragésima primera reflexión.

“Entonces JESÚS dijo:
Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra,
porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos,
y se las has dado a conocer a los SENCILLOS.
Si, PADRE, así te ha parecido bien.
Todo me lo ha entregado mi Padre,
y nadie conoce al Hijo sino el Padre,
y al padre lo conoce sólo el Hijo y
aquél a quien el Hijo se lo quiera revelar”. (Mt. 11, 25-27).
TAS

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