miércoles, 19 de agosto de 2009

Vigésima novena reflexión.

“Dichoso el hombre que supera la prueba, porque, una vez superada, recibirá la corona de la vida que el Señor prometió a los que lo aman.
Ninguno al ser tentado diga: “Es Dios quien me está tentando”; pues Dios no puede ser tentado por el mal ni tampoco él tienta a nadie.
Cada uno es tentado a pecar por su propia pasión, que lo arrastra y lo seduce”. (Sg. 1,12-14).
TAS

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