martes, 21 de julio de 2009

Vigésima quinta reflexión.


“Hermanos: Si os guía el Espíritu, no estáis bajo el dominio de la ley. Las obras de la carne están patentes: fornicación, impureza, libertinaje, idolatría, hechicería, enemistades, contiendas, envidias, rencores, rivalidades, partidismo, sectarismo, discordias, borracheras, orgías y cosas por el estilo. Y os prevengo como os previne, que los que así obran no heredarán el reino de Dios. En cambio el fruto del Espíritu es: amor, alegría, paz, comprensión, servicialidad, bondad, lealtad, amabilidad, dominio de sí. Contra esto no vale la ley. Y los que son de Cristo Jesús han crucificado su carne con sus pasiones y sus deseos.
Si vivimos por el Espíritu, marchemos tras el Espíritu”. (Gál. 5, 18 - 25).
TAS

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