miércoles, 2 de junio de 2010

Sesentava quinta reflexión.


“Un siervo del Señor no debe ser conflictivo, sino amable con todos, apto para enseñar y sufrido; debe corregir con bondad a los adversarios, con la esperanza de que Dios les conceda el arrepentimiento que lleva el conocimiento de la verdad, y
recapaciten libres de la trampa del diablo, que los tiene cautivos y sujetos a su voluntad”. (2 Tm. 2, 24-26).
TAS

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