“Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. Dichosos los afligidos, porque Dios los consolará. Dichosos los humildes, porque heredarán la tierra. Dichosos los que tienen hambre y sed de hacer la voluntad de Dios, porque Dios los saciará. Dichosos los misericordiosos, porque Dios tendrá misericordia de ellos. Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Dichosos los que construyen la paz, porque dios los llamará sus hijos. Dichosos los perseguidos por hacer la voluntad de Dios, porque de ellos es el reino de los cielos. Dichosos serán ustedes cuando los injurien y los persigan, y digan contra ustedes toda clase de calumnias por causa mía. Alégrense y regocíjense, porque será grande su recompensa en los cielos.” (Mt. 5, 3-12a).
TAS
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