jueves, 25 de febrero de 2010

Cincuentava cuarta reflexión.


“Hermanos: Que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre que nos llama a la gloria, les conceda el espíritu de sabiduría y revelación para verlo más y más.
Que él conserve su luz en el corazón de ustedes, para que puedan apreciar mejor los bienes que esperan gracias a su llamamiento, la riqueza y esplendor de la herencia que compartirán con los ángeles,y el extraordinario poder que Dios despliega en favor de nosotros lo creyentes”. (ef. 1, 17-20).
TAS

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