“Si permanecen fieles a mi palabra, ustedes serán verdaderamente mis discípulos; así conocerán la verdad y la verdad los hará libres. Yo les aseguro que todo el que comete pecado es esclavo del pecado. Pero el esclavo no permanece para siempre en la casa, mientras que el hijo sí. Por eso, si el Hijo les da la libertad, serán verdaderamente libres”. (Jn. 8, 31. 34-36).
TAS
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