Es erróneo pensar que la verdadera conversión,
a la que Cristo nos invita, después de su muerte y resurrección,
sea sólo orando, recibiendo los sacramentos y leyendo o escuchando, en la liturgia, su palabra.
Es mucho más que eso, estos son los instrumentos,
que nos apoyan y fortalecen,
para lograr cambiar nuestra existencia,
con la Luz, que es Cristo Jesús,
para llegar a ser transparencia e imitación auténtica suya.
TAS
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